Brotes


Un semáforo enorme y monocromo que surge de la tierra, en medio del pasiaje urbano.
Por momentos, la imagen me hizo recordar el extraordinario final de la película "El planeta de los simios", en el que el protagonista se encuentra con la estatua de la libertad semienterrada en una playa desierta y descubre, con infinito dolor, que no está en otro planeta como creía; y que todo lo que ha ocurrido ha ocurrido en la Tierra y es irreversible. Es la imagen de la frustración y la deseperanza.
Pero aquí, en el caso del proyecto de Wolf, Gasparín, Hojenberg y Schwarzbock, la imagen monumental provoca reacciones muy distintas, probablemente opuestas, ya que dispara un llamado de atención y cuidado hacia el futuro. Es una imagen esperanzada y positiva.
Ante una realidad trágica y dolorosa como la de las víctimas de los sinistros viales, estos artistas proponen una formidable obra de arte, por sobria, silenciosa y austera.
Lo que aquí emerge entonces es el simulacro agigantado de un ícono cotidiano, un símbolo y un instrumento que refieren al orden y al respeto necesario a la hora de construir reglas de convivencia útiles e imprescindibles para la vida en comunidad.
La obra fortalece ese sentido esencial, lo reafirma y lo pone en valor en un lugar y en una escala que no pasará inadvertida.

ARQ: ANDRÉS DUPRAT.
Integrante del Jurado.
Catálogo.